Archive for febrero 2008

ALBERDI

Juan Bautista Alberdi y el Bloqueo Anglo-francés:
Residente en Chile, Juan Bautista Alberdi, otrora encarnizado adversario político del General Rosas, escribe respecto a la posición del Gobierno de la Confederación Argentina ante el bloqueo y ataque de Inglaterra y Francia en 1847:
“ Rosas no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano hay una vara sangrienta de hierro-dice-, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido, para no conocer lo que es Rosas bajo ciertos aspectos. Sé, por ejemplo que Simón Bolivar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires. Sé que el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido que el de Rosas. Los Estados Unidos, a pesar de su celebridad, no tienen hoy un hombre público más espectable que el General Rosas. ¿Qué orador, qué escritor célebre del siglo XIX no le ha nombrado, no ha hablado de él muchas veces?.Guizot, Thiers, O’Connell, Lamartine, Palmerson, Aberdeen, ¿cúal es la celebridad parlamentaria de esta época que no se haya ocupado de él hablando a la faz de la Europa?. Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad Argentina, yo no contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate”.
“Me es más fácil declarar que explicar el motivo porque me complazco en pensar que Rosas pertenece al Río de la Plata”.
“Hablar de la espectabilidad de Rosas es hablar de la espectabilidad del país que representa. Rosas y la República Argentina son dos entidades que se suponen mutuamente: él es lo que es porque es argentino; su elevación supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él refleja en su persona”.

ALTE. BROWN

Correspondencia del Comandante General en jefe de la Escuadra de la Confederación, Gulliermo Brown al Brigadier General Juan Manuel de Rosas.
Señor Brigadier General Don Juan M. De Rosas
Buenos Aires Octubre 25 de 1841
Mi estimado General
Su apreciable del 20 del corriente me ha dado gran consuelo por decir mi, que Dios es justo.
Pues señor mio, si no fue por las esperanzas que gozamos de su infinita bondad y protección contra los enemigos de la humanidad, nos entregaremos muchas veces, como desesperados, a la tomba. Tal he sido mi persecución por algunos años atrás, que el hombre de bien y sencillo, no puede creerlo, como de ser. Mis esperanzas como cristiano católico, he sido siempre en Dios, y ahora en nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, para safar con gloria de las maquinaciones de los hombres incansables en la perversidad (se refiere a los unitarios).
Queda de V. Su afectísimo amigo y atento servidor
G. Brown
(Documentos del Alte Brown-tomo II - 1959).
-El Comandante general en Jefe de la Escuadra de la Confederación, Guillermo Brown, se dirige al Gobernador de la Provincia, Juan Manuel de Rosas, manifestando que al fondear en Montevideo, recibió la visita de los comandantes de bergantines de guerra ingleses y franceses, para informarse si era su intención bombardear esa ciudad, 11 de enero de 1841.
Al Exmo. Sor. Gobernador y Capitán General de la Provincia, Ntro. Ilustre Restaurador de las Leyes Brigadier Don Juan Manuel de Rosas.
El infrascripto comandante Ge. En Jefe de la Escuadra tiene el honor de poner en conocimiento de V.E. que, llegó y dio fondo frente a este puerto con la Escuadra de su mando el día 4 del corriente al medio dia: que inmediatamente después de fondear fué visitado por los comandantes de las corbetas francesa la "Arethusa", y el comandante del bergantín de guerra inglés "Fantome", siendo el objeto de dichas visitas el de saber, si era mi intención bloquear o bombardear la ciudad, o si yo impediría la salida de los unitarios o la aproximación victoriosa del Ejército Federal Argentino; a cuyas preguntas respondí satisfactoriamente, diciendo a los comandantes ingles y frances que aún no tenía ordenes para el efecto de mi Gobierno y que en caso de recibirlas les serían oportunamente notificadas.
Me es muy grato decir a V.E. que los comandantes, oficiales y tripulación de la Escuadra están en el mejor estado de salud; y que la mejor disciplina y buen orden prevalecen en esta Escuadra a mi mando.
Dios guarde la importante vida de V.E. muchos años
Exmo. Sor.
W. Brown.
(Documentos del Alte Brown-Tomo II - 1959)

MARTINIANO CHILAVERT

Nació en Buenos Aires en 1801. Regresa de España junto a su padre en 1812, en la misma embarcación en que llegan al Plata, José de San Martín y Carlos María de Alvear, entre otros.
Estudió matemáticas y en 1817 se incorpora al Ejército argentino en el arma de artillería.
Participó en la guera contra el Brasil, bajo las ordenes de Tomás de Iriarte y en la batalla de Ituzaingó, por su brillante accionar, asciende al grado de sargento mayor de artillería.
Si bien no participa del golpe cívico-militar encabezado por el general Lavalle por encontrase en la Banda Oriental, se incorpora luego a las fuerzas unitarias que planeaban la guerra contra Rosas.
Al producirse la alianza de los emigrados unitarios de montevideo con las fuerzas francesas, con el objeto de invadir el suelo de la patria, regresa a Buenos Aires en 1847, poniéndose al servicio del Gobierno de la Confederación Argentina.
Rosas, que lo recibe y reconoce el grado de Coronel, le encomienda la organización de la artillería. "Jamás habría luchado contra su país aliado al extranjero", expresaría en declaración pública editada en "La Gaceta Mercantil".
Durante la batalla de Caseros, la artillería que comandaba, provocó grandes daños a los aliados, sus cañones fueron los últimos en disparar, Chilavert, el último de los jefes en entregarse.
Tomado prisionero en el campo de batalla, es conducido directamente a conferenciar con el general Urquiza, vencedor en Caseros. Luego de dos horas el jefe de los aliados, dió la orden de su fusilamiento, por la espalda. Chilavert no lo permitió, ya que así mueren los traidores, decía.
Luego de forcejear intensamente con sus captores, fue muerto a golpes de fusil y finalmente rematado por la espalda. Su cadaver permaneció varios días en una zanja de Palermo.
Nunca se develó el misterio que encerró la medida tomada por Urquiza contra Chilavert. Resentimientos personales de años anteriores por Entre Ríos, cuando ambos eran unitarios…
Chilavert fue un jefe de escuela y orden; sereno en el combate y superior en sus conocimientos científicos, inquieto de carácter y de genio sutil al decir de Molina Arrotea.
Su fusilamiento, significó, un crimen que nuestra historia no necesitó.

JUAN BAUTISTA THORNE:

Había nacido en Nueva York en 1807, llegando al Río de la Plata a sus 18 años de edad.
En el año 1825 se incorpora a la marina Nacional a cargo del Almirante Guillermo Brown y desde entonces llenó de gloria su foja de servicio y la de la Confederación Argentina, quien se definió como “argentino por simpatía, por adopción, y por haber adquirido con mi sangre tran glorioso título”.
Se destacó en Carmen de Patagones en la guerra contra el Brasil; en el Río Colorado acompañando a Rosas en la campaña al desierto, recibiendo medalla de honor por su desempeño; y luego en la defensa de la Isla Martín García, la Vuelta de Obligado, Quebracho, Caaguazú, Cagancha, Pago Largo, Sauce Grande.
Diría sobre sus batallas: “llevo en mi cuerpo las severas impresiones del plomo del Brasil, del plomo de la Francia, del plomo de la Gran Bretaña y estos signos me hermosean a mi vista y estos signos me enorgullecen al contemplarlos”.
En la Vuelta de Obligado, tuvo a su cargo la bateria “Manuelita” y combatió hasta acabar sus municiones, y quedar sordo. En la batalla de Quebracho recibió una herida en el hombro; luego de Caseros fue separado del ejército por los vencedores, motivo por el cual le solicita al entonces gobernados de Buenos Aires, Valentín Alsina, el pase a inválidos, manifestando en su pedido, el honor y dignidad como solo los heroes nacionales lo expresan.
Muere un 1° de agosto del año 1885 en su domicilio de la calle tucumán 1482 en la ciudad de Buenos Aires.

GERONIMO COSTA

Recordado como el héroe de Martín García, nacido en Buenos Aires en 1808.
Participó en la guerra contra el Brasil y en la gloriosa batalla de Ituzaingó (FOTO), su valor y heroísmo, le significó el ascenso en el campo de batalla, al grado de Capitán.
En diciembre de 1828, ya en Buenos Aires, respalda y acompaña al Coronel Dorrego contra el sublevado Lavalle, lo que le ocasionó su detención por parte del ejército golpista.
Desde entonces formó parte del ejército Federal, rechazando incluso, la invitación formulada por Lavalle a formar parte del Ejército que intentaba derrocar al General Rosas, con apoyo del dinero y la flota francesa.Durante 1833, acompañó a Rosas a la campaña del desierto hasta el Río Colorado; era uno de los jefes de mayor confianza del General Rosas, quien lo designa luego con el grado de Teniente Coronel, a la defensa de la Isla Martín Gracía durante el bloqueo frances.
Con una fuerza en hombres cercana a los cien, resistió heróicamente al invasor frances a cargo del comandante Daguenet, quien lo vence con una fuerza de cinco mil hombres, exigiéndole la entrega de la isla un 11 de octubre de 1838.
Luego de dos horas de combate, Costa y su oficial segundo, Mayor Juan Bautista Thorne, entregan sus armas.
En su comunicación a Rosas, el comandante Daguenet elogia la “actiividad increible y la bella conducta” del argentino Costa.
El mismo Gerónimo Costa expresaría luego lo siguiente: “en medio de un fuego vigoroso que por todas partes nos abrazaba, nuestros 96 valientes de que contaba la guarnición, se inflamaban de entusiasmo en vista del retrato de nuestro ilustre Restaurador y del bravo General Quiroga que les había colocado en el asta-bandera a cubierto de los fuegos”.
Combatió a las ordenes del General Oribe en la guerra fratricida en el norte argentino en las batallas de Quebracho Herrado y en Rodeo del Medio, no obstante la victoria federal, perdió la mitad de su tropa.
En Caseros peleó mandando el batallón Independencia, cuyo estandarte versaba: “Ni pide ni dá cuartel”. Formó parte del estado mayor que presidió el Restaurador.
Luego de la derrota Nacional, el Coronel Costa se exilia por algún tiempo, y retorna a mediados de 1852 a Buenos Aires. Urquiza lo designa entonces, comandante de la Guardia Nacional de Infantería.
Se enfrentó al liberalismo porteño de septiembre del 52, y acompaña a Urquiza a Entre Ríos.
Luego de acompañar a Hilario Lagos en la recuperación de Buenos Aires para la Confederación Argentina, Urquiza lo nombra General en Jefe del Ejército del Norte con asiento en Rosario.
En enero de 1856, enfrentadas Buenos Aires y la Confederación, Costa es derrotado y tomado prisionero por el Coronel Conesa; posteriormente ejecutado por orden del poder liberal porteño, al que fuera recordado como el Heroe de Martín García, en defensa de la soberanía argentina.
Bibliografía consultada: Jose M. Rosa

PRENSA EXTERIOR

Opinión diarios extranjeros:
El diario neoyoekino “The Sun” del 11 de abril de 1849, aludia a la figura del General Juan Manuel de Rosas en su posición ante el ataque imperialista de Inglaterra y Francia: “El ha dado a su país un nombre y un lugar tan permanente como no conseguirá pronto otra ninguna Nación sudamericana”.
-La Gaceta Mercantil en su N° 7554 del viernes 26 de enero de 1849, reproduce un artículo del periódico “El Progreso” de Santiago de Chile, del 23 de noviembre de 1848, en que se refiere a la situación de la Argentina luego del conflicto externo con las potencia imperiales:
“La situación en Buenos Aires, a juzgar por las noticias que hemos recibido ayer, mejora considerablemente de día en día. La época del terror, que según los enemigos de ese gobierno reinaba en Buenos Aires, no se demuestra sino por una tranquilidad interna al parecer inalterable y por el arribo a las playas argentinas y a la misma ciudad, asiento del feróz despotismo del General Rosas, de millares de ciudadanos extranjeros y nacionales que vuelven, los primeros a buscar una industria al amparo de la ley y de una autoridad protectora; a los otros a ocupar sus posiciones abandonadas en el furor de la contienda civil. Esto sólo basta para ver cuanto hay de exagerado y de ridículo en esas pinturas que de continuo nos hacen, de esos fabulosos actos de barbarie y de sangre del nunca bien ponderado “monstruo” de las márgenes del Plata. El terror ahuyenta las poblaciones, desola las ciudades, aleja el comercio, enerva los resortes de la vida industrial de un pueblo, y es claro que donde la emigración acude espontánea, que donde las ciudades restituyen su vigor, los ciudadanos a la confianza perdida por las agitaciones del partido y el comercio extranjero aparece con poder, no hay terror, no hay tirania, y solo hay paz, garantía y leyes”.

DIPLOMACIA BRITANICA

Ante la firme posición diplomática asumida por Rosas en defensa de la soberanía del País en el conflicto con Inglaterra, se debatían en la Cámara de los Pares esta situación y decía Aberdeen: “Hace más de un año que hemos tenido un ministro siguiendo en Buenos Aires relaciones amigables con el general Rosas, y sin embargo ese ministro no ha sido todavía admitido a la presencia de aquel jefe. ¡Hasta cuándo debe durar eso! Hay límites hasta para aguantar las insolencias, y esta insolencia de Rosas es lo más inaudito que ha sucedido hasta ahora a un ministro inglés. ¿Hasta cuándo hay que estar sentado en la antesala de este jefe gaucho?… ¿Habría que esperar que el plazca a este jefe que encuentre conveniente recibirle?…Es una insolencia inaudita”.
En marzo de 1849 finalmente se firma el convenio entre la Confederación Argentina e Inglaterra, en donde la libre navegación de los ríos interiores fue uno de los puntos más conflictivos. Sin embargo, la firmeza y tenacidad del General Rosas impusieron nuestro derecho soberano como se desprende de la redacción del artículo cuarto que textualmente dice: “El Gobierno de su majestad reconoce ser la navegación del Río Paraná una navegación interior de la Confederación Argentina, y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que la del Río Uruguay en común con el Estado Oriental”.
Lamentablemente la Constitución de 1853 en su artículo 26, modifica el espíritu en la redacción, dejando de lado su soberanía.
-En diciembre de 1847, Lord Palmerston le escribe a su embajador en Paris: “Lo cierto es, si bien esto debe quedar entre nosotros, que el bloqueo francés y británico del Plata ha sido ilegal desde el primer momento. Peel y Aberdeen siempre han declarado que nosotros no estábamos en guerra con Rosas; pero el bloqueo es un derecho de beligerancia, y a menos de estar en guerra con un Estado, no se tiene el derecho de impedir la entrada a sus puertos de barcos provenientes de otros Estados, ni tampoco se les puede impedir a nuestros barcos mercantes”.
En ese mismo año el nuevo comisionado inglés, escribía a su Gobierno desde Buenos Aires: “No existe otro país en el Universo donde la diplomacia europea se vea siempre tan impotente y sin perspectivas como aquí…Existen muchos puntos de posibles conflictos y ninguno de contacto amistoso, a menos que abandonemos toda idea de intervenir en sus asuntos"”
Sin lugar a dudas, el mejor elogio a una Nación y a sus autoridades.

HCD ROSAS

Entronización del retrato del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas en la H. Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.
-En la sesión del 11 de octubre de 2006, la H. Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, aprobó por unanimidad, la siguiente iniciativa del Diputado Horacio R. González.
"La Cámara de Diputados de Buenos Aires resuelve emplazar en el ámbito de esta Honorable Cámara, el retrato del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, propuesto por la legislatura y el pueblo bonaerense en los períodos 1829-1832 y 1835-1852".

ROSAS - QUIROGA

Correspondencia entre Rosas y Quiroga:
Ante el pedido de organización del país solicitado por Facundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas fundamenta su negativa expresando, entre otros argumentos, lo suguiente:
San Antonio de Areco, diciembre 20 de 1834.
Mi querido compañero, Señor Don Facundo Quiroga.
Nadie, pues, más que usted y yo podremos estar más persuadidos de la necesidad de una Constitución Nacional, la organización de un Gobierno General, y de que es el único medio de darle ser y respetabilidad a nuestra República. ¿Pero quién duda que este debe ser el resultado felíz de todos los medios proporcionados a su asecución? ¿Quién aspira a un término marchando en contraria dirección? ¿Quién para formar un todo ordenado y compacto, no arregla y solicita, primeramente antes bajo una forma regular y permanente, las partes que deben componerlo? ¿Quién forma un ejército ordenado con grupos de hombres, sin jefes, sin oficiales, sin disciplina, sin subordinación, y que no cesan un momento de acecharse y combatirse contra sí, envolviendo a los demás en sus desórdenes? ¿Quién forma un ser viviente y robusto con miembros muertos o dilacerados, y enfermos de la más corruptora gangrena, siendo así que la vida y robustez de ese nuevo ser en complejo no puede ser sino la que reciba de los propios miembros de que se haya de componer?.-continuando más adelante-si dentro de cada Estado en particular no hay elementos de poder para mantener el orden respectivo, la creación de un Gobierno General representativo no sirve más que para poner en agitación a toda la República a cada desorden parcial que suceda, y hacer que el incendio de cualquier Estado se derrame por todos los demás. Así es que la República de Norte América no ha admitido en la Confederación los nuevos pueblos y provincias que se han formado después de su independencia, sino cuando se han puesto en estado de regirse por sí solos, y entre tanto los ha mantenido sin representación en clase de estados, considerándolos como adyacencias de la República.
Después de esto, en el estado de agitación en que están los pueblos, contaminados todos de unitarios, de logistas, de aspirantes, de agentes secretos de otras naciones y de las grandes logias que tienen en conmoción a toda la Europa, ¿qué esperanza puede haber de tranquilidad y calma al celebrar los pactos de la Federación, primer paso que debe dar el Congreso Federativo, en el estado de pobreza en que las agitaciones políticas han puesto a todos los pueblos? ¿Quiénes, ni con qué fondos podrán costear la reunión y permanencia de ese Congreso, ni menos de la Administración General?. ¿Con qué fondos van a contar para el pago de la deuda exterior Nacional invertida en atenciones de toda la República, y cuyo cobro será lo primero que tendrá encima luego que se erija dicha administración?.Fuera de que si en la actualidad apenas se encuentran hombres para el Gobierno particular de cada provincia, ¿de dónde se sacarán los que hayan de dirigir toda la República?. ¿Habremos de entregar la Administración General a ignorantes, aspirantes, unitarios y a toda clase de bichos? ¿No vimos que la constelación de sabios no encontró más hombre para el Gobierno General que a Don Bernardino Rivadavia, y que éste no pudo organizar su Ministerio sino quitándole el cura a la Catedral, y haciendo venir de San Juan al Dr. Lingotes (se refiere a Salvador María del Carril) para el Ministerio de Hacienda, que entendía de este ramo lo mismo que un ciego de nacimiento entiende de astronomía?.
El tiempo; el tiempo solo, a la sombra de la Paz y de la tranquilidad de los pueblos, es el que puede proporcionarlo y señalarlo. Los Diputados deben ser Federales a prueba, hombres de respeto, moderados, circunspectos, y de mucha prudencia y saber en los ramos de la administración pública, que conozcan bien a fondo el Estado y circunstancias de nuestro país, considerándolo en su posición interior bajo todos aspectos, y en la relativa a los demás Estados vecinos y a los de Europa, con quienes está en comercio, porque hay grandes intereses y muy complicados que tratar y conciliar, y a la hora que vayan dos o tres Diputados sin estas cualidades, todo se volverá un desorden, como ha sucedido siempre, esto es, si no se convierte en una zanda de pillos, que viéndose colocados en aquella posición y sin poder hacer cosa alguna de provecho para el país, traten de sacrificarlo a beneficio suyo particular, como lo han hecho nuestros anteriores Congresos, concluyendo sus funciones con disolverse, llevando los diputados por todas partes el chisme, la mentira, la patraña, y dejando envuelto al país en un mare magnum de calamidades de que jamás pueda repararse.-para culminar expresando-La máxima de que es preciso ponerse a la cabeza de los pueblos cuando no se les pueda hacer variar de resolución es muy cierta; más es para dirigirlos en su marcha, cuando esta es a buen rumbo, pero con precipitación o mal dirigida, o para hacerles variar de rumbo sin violencia y por un convencimiento práctico de la imposibilidad de llegar al punto de sus deseos. En esta parte llenamos nuestro deber, pero los sucesos posteriores han mostrado a la clara luz que entre nosotros no hay otro arbitrio que el de dar tiempo a que se destruyan en los pueblos los elementos de discordia, promoviendo y fomentando cada gobierno por sí el espíritu de paz y tranquilidad. Cuando este se haga visible por todas partes, entonces los cimientos empezarán por valernos de misiones pacíficas y amistosas por medio de las cuales sin bullas, ni alboroto, se negocie amigablemente entre los gobiernos, hoy esta base, mañana la otra, hasta colocar las cosas en tal estado que cuando se forme el Congreso lo encuentre hecho casi todo y no tenga más que marchar llanamente por el camino que la opinión pública le haya designado. Esto es lento, a la verdad, pero es preciso que así sea, y es lo unico que creo posible entre nosotros, despues de haberlo destruido todo, y tener que formarnos del seno de la nada.
Adios compañero. El Cielo tenga piedad de nosotros, y dé a usted salud, acierto y felicidad en el desempeño de su comisión: y a los dos, y demás amigos, iguales goces, para defendernos, precavernos y salvar a nuestros compatriotas de tantos peligros como nos amenazan.
Juan Manuel de Rosas.
Ilustraciones: Asesinato de Quiroga y Caballeria Rosista.
Bibliografía consultada: Enrique M. Barra-2° edición.-

FELIPE ARANA

FELIPE ARANA: (1789-1865)
Hombre de gran talento, doctor en leyes; Ministro de Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina a partir de 1835 hasta la caída de Rosas en 1852, cuando se retira a la actividad privada hasta su muerte, sin haber sido jamás molestado por sus vencedores.
Se destacó a partir de 1820, por su militancia en las filas del Partido Federal, oponiéndose firmemente a la política del iluminismo rivadaviano.
Fue diputado provincial y elegido presidente de la legislatura bonaerense en 1828. Durante el gobierno provincial de Rosas, fue varias veces gobernador y Capitán General delegado, en ausencia de don Juan Manuel. Durante su gestión en la función pública, destacóse por su gran capacidad de trabajo, talento, decencia y bondad, según lo expresaban sus propios adversarios. Su alto espíritu patriótico, lo lleva a ser designado Ministro de Relaciones Exteriores en épocas de dificiles acontecimientos que tuvo la Confederación Argentina contra las dos potencias extranjeras más poderosas del planeta, como Francia e Inglaterra; su capacidad y consecuencia con la firme decisión de Rosas, permiteron brillantes logros en política internacional, colocando a la Argentina, al frente de la América soberana. Fue amigo, confidente y muy apreciado por Rosas, que lo apodaba familiarmente “Felipe Batata”.
Al morir el 11 de julio de 1865, el doctor Lahitte, expresaba del doctor Arana: “El señor Arana fue sin duda un hombre espectable por su probidad; un ejemplar padre de familia; buen amigo, modesto en sus costumbres, benefactor en sus acciones. Era digno de llevar el nombre de cristiano, que ostentó constantemente como primer blasón, como el más glorioso timbre de su nombre”.

SARMIENTO

Así se expresaba Domingo Faustino Sarmiento sobre el Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas!
…Otra manera de conocer a nuestros grandes hombres…
“Rosas era un republicano que ponía en juego los artificios del sistema popular representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo demuestran.
Esto era un misterio que aclararán mejores y más imparciales estudios que los que hasta hoy hemos hecho. No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos.
Grandes y poderosos capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Grande Americano.
La suma del poder público, todas las palabras vacías, como es vació el abismo que le fue otorgado por aclamación. Senatus Consulto y plesbicito, sometiendo al pueblo a la cuestión”.
Conceptos de Domingo Faustino Sarmiento, en “Biografía de Vélez Sarsfield”.

MITRE Y LA UNION NACIONAL

La Confederación Argentina, intentaba luego de la Batalla de Caseros, la organización Nacional; la presidía el General Justo José de Urquiza. El acuerdo de San Nicolás, y la sanción de la Constitución Nacional de 1853, tuvieron a Buenos Aires ausente en esta etapa de la vida institucional de la Nación. Bartolomé Mitre, diputado provincial en el año 1856, expresaba su posición política respecto de la situación imperante en la Nación: “Nosotros, los porteños, decía Mitre, no podemos abdicar nuestra posición, no podemos suicidarnos, subordinándonos a un sistema que está en pugna con nuestro modo de ser, que ha sido organizado en nuestro daño…Urquiza, por su parte, no puede resignarse a abrir una brecha para introducir por ella el caballo de los griegos, porque admitir a Buenos Aires con su organización y con sus principios, sería para él, lo mismo que introducir la disolución en su propia obra. La solución pacífica y fecunda en resultados, es la nacionalización del Estado de Buenos Aires, bajo la denominación de República del Río de la Plata, en conmemoración de las antiguas Provincias Unidas, que levantaron en los tiempos heroicos el estandarte de la emancipación: y al decir nacionalización entiéndase que no decimos separación perpetua, sino que asumimos respecto de la Confederación la misma posición que ella ha asumido respecto de nosotros, pero con las mismas armas, la misma bandera…con el nombre tradicional de argentinos, hasta que uno de los principios representados por estas dos entidades triunfe por la absorción o se uniforme con el andar del tiempo. Ensayemos, pues, la organización nacional de cada uno de esos sistemas opuestos. Quedan de parte de Buenos Aires las antiguas tradiciones de la República Argentina; afirme la bandera de los principios que los enemigos de Rosas tuvieron siempre enarbolada, acepte los antecedentes históricos legados por Rivadavia y diga al mundo en alta voz: Yo soy la República del Río de la Plata, y proclamo al constituirme en Nación soberana el principio de la libre anexión de unas provincias a otras, porque yo soy con mejor derecho quien representa a la Nación Argentina.”
Luego vendrá la Batalla de Cepeda en 1859, y tras el triunfo de las armas del ejército de la Confederación, sobre el de Buenos Aires, se producirá la incorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina.

BUENOS AIRES 1820

BUENOS AIRES, AÑO 1820.
A partir de 1820, en la jóvenes Provincias Unidas del Río de la Plata, se producen importantes cambios institucionales.
La Constitución de 1819, centralista y unitaria, impulsada desde la ciudad puerto de Buenos Aires, sin el consenso mínimo del resto de las provincias hermanas, permitió que fuese “usurpado el mando de la Nación”, lo que generó el levantamiento de los caudillos del litoral, encabezados por Artigas, Ramírez y Estanislao López. Dicha situación, tuvo graves consecuencias políticas y militares, como la fractura del ejército del Norte. Al recibir la orden de reprimir a los jefes federales, se sublevan los generales José María Paz y Bustos; el General San Martín, por su parte, decide no participar con el ejército libertador en la represión, tomando la histórica decisión de continua su misión liberadora en el Alto Perú.
A comienzos de 1820, los jefes federales del litoral vencen a las fuerzas “directoriales” en la batalla de Cepeda, provocando la renuncia de su jefe, el General Rondeau, que es impuesto del Pacto celebrado en la Capilla del Pilar el 23 de febrero del mismo año.
En su artículo 1º, expresaba que “el voto de las provincias de su mando, respecto del sistema de gobierno que deba regirlas, se ha pronunciado a favor de la federación, que de hecho admiten. Pero, que debiendo declararse por Diputados nombrados por la libre elección de los pueblos, se someten a sus deliberaciones. A este fin, elegido que sea por cada provincia, popularmente, su respectivo representante, deberán los tres reunirse en el Convento de San Lorenzo, de la provincia de Santa Fe. Y como están persuadidos que todas las provincias de la Nación, aspiran a la organización de un gobierno central, se comprometen a invitarlas y suplicarles concurran con sus respectivos Diputados para que acuerden cuanto pudieran convenirles y convenga al bien general." Como consecuencia del triunfo federal en Cepeda, la provincia de Buenos Aires sufre un accidentado tránsito hacia su nueva organización institucional. Sucédense como gobernadores en el curso de 1820, Manuel de Sarratea, Juan Ramón Balcarce, Ramos Mejia, Miguel Soler, Manuel Dorrego, Marcos Balcarce, Martín Rodríguez y el Cabildo de Buenos Aires.
Recién en enero de 1821, se consolida la figura del General Martín Rodríguez como Gobernador de Buenos Aires, con el apoyo político, económico y militar de Juan Manuel de Rosas, quien a través del pacto de Benegas, establece “la paz, armonía y buena correspondencia entre las provincias de Buenos Aires y Santa Fe y sus gobiernos”.
En 1826, Rivadavia y sus seguidores, sancionan una nueva constitución como en 1819, iniciando de esta manera un nuevo proceso institucional de espaldas al Interior, lo que provocará décadas de enfrentamientos entre los argentinos…
Carlos Hugo Hadad.

RANCAGUA

ACTA DE RANCAGUA
El año 1820 producía en las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata, un colapso institucional. Ante la iniciativa de “organización nacional” realizada por Buenos Aires, inconsulta del resto de las provincias interiores, se sublevan un grupo de oficiales jefes del Ejército del Norte a cargo del General Belgrano; desde Buenos Aires, el poder ejercido por el Directorio, se ve tambalear ante el avance, además, de los caudillos federales del litoral. Se decide entonces, convocar al Ejército de los Andes al mando del General San Martín, con asiento en Chile, a reprimir la sublevación; el Libertador pone a consideración de su Estado Mayor su jefatura y determina que sean los Jefes y oficiales quienes determinen los pasos a seguir, en virtud de no existir ya la autoridad Nacional.
Ante la difícil situación político-institucional en Buenos Aires, y la posibilidad de liberación de Chile y Perú, los oficiales jefes de ese glorioso Ejército de Los Andes, producen el 2 de abril del año 20, la recordada “Acta de Rancagua”, ratificando como única autoridad del mismo, al General José de San Martín, y continuar con su gesta liberadora.
Expresaba el acta: “En la ciudad de Rancagua, a 2 de abril de 1820, reunidos todos los señores jefes y oficiales del Ejército de los Andes en la casa del Estado Mayor, a presencia del señor Coronel Jefe del Estado Mayor del ejército expedicionario y Comandante General del mismo, se abrió un pliego rotulado para dicho señor y dirigido por S.E. el señor General en Jefe con expresión en el sobre de no romper el lema hasta no estar reunida toda la oficialidad, procediéndose a su lectura por el señor Comandante General, concluyó y se procedió a la votación, según está prevenido, para elegir nuevo Jefe en virtud de no existir gobierno que nombró al presente, y como en el mismo acto tomase la palabra el señor Coronel comandante del N° 8, don Enrique Martínez, y expusiere que no debía procederse a la votación por ser nulo el fundamento que para ella se daba de haber caducado la autoridad del señor General, fue preciso considerar esta objeción, que al mismo tiempo reprodujeron los señores coroneles don Mariano Necochea, don Pedro Conde y don Rudecindo Alvarado, y proceder después a la votación de los señores oficiales que unánimemente convinieron en lo mismo, quedando por consiguiente sentado como base y principio que la autoridad que recibió el señor General para hacer la guerra a los españoles y adelantar la felicidad del país no ha caducado porque su origen, que es la salud del pueblo, es inmutable. En esta inteligencia, si por algún accidente o circunstancia inesperada faltase por muerte o enfermedad el actual, debe seguirlo en la sucesión del mando el Jefe que continúe en el próximo inmediato grado del mismo Ejército de los Andes, y para constancia lo firmaron un oficial más antiguo de cada clase de todos los cuerpos y todos los señores Jefes.” Firmaron el acta:
Comandante de Artillería, Manuel Herrera; Sargento Mayor Francisco Díaz; Capitán Eugenio Girout; Teniente José Olavarría; Ayudante Hilarión Cabrera.
Comandante Granaderos a Caballo, Nicasio Ramallo; Comandante de Escuadrón, Benjamín Viel; Sargento Mayor, Juan O’Brien; Capitán, Bernardino Escribano; Teniente, Pedro Ramos; Alférez, Antonio Espinosa;
Batallón N° 7, Comandante Pedro Conde; Sargento Mayor, Cirilo Correa; Capitán, Félix Villota; Teniente, Miguel Cortes.
Batallón N° 8, Comandante Enrique Martínez; Capitán, Manuel Nazar; Teniente Niceto Vega; Subteniente José del Castillo.
Batallón N° 11, Capitán Comandante Román Dehesa; Capitán José Nicolás de Arriola; teniente Miguel Castro; Subteniente José Ignacio Plaza.
Cazadores a Caballo: Comandante Mariano Necochea; Sargento Mayor Rufino Guido; Capitán Manuel José Soler; Teniente Pedro Ramírez; Alférez Manuel Lacruz.
Estado Mayor General: Gral. Juan Gregorio de Las Heras, Jefe de Estado Mayor; Segundo Jefe, Juan Paz del Castillo; Coronel Rudecindo Alvarado; Tte. Coronel Juan José Quesada; Sargento Mayor Luciano Cuenca; Ay. Secretario Francisco de Sales Guillermo; Of. De Ordenanza Javier Antonio Medina; secretario Juan Andrés Delgado.
Rancagua, 2 de abril de 1820.
Ilustraciones: Bandera del Ejercito de Los Andes y Ejercito de Los Andes cruzando la cordillera.

SAN MARTIN - ROSAS

Carta del General José de San Martín al Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas en ocasión del levantamiento del bloqueo al Río de La Plata por la flota Anglo-francesa.
Boulogne-Sur-Mer, 2 de noviembre de 1848.
Exmo. Sr. Capitán general D: Juan Manuel de Rosas.
“ Mi respetado General y amigo:
A pesar de la distancia que me separa de nuestra Patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez.
Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos estados americanos un modelo que seguir. No vaya a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra Patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creido no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional. Esta opinión demostrará a usted, mi apreciable general, que al escribirle, lo hago con la franqueza de mi carácter y la que merece el que yo he formado de usted. Por tales acontecimientos reciba usted y nuestra Patria, mis más sinceras enhorabuenas.” Luego de describir la situación política y social de Europa, el libertador continúa: “Un millar de agradecimientos, mi apreciable general, por la honrosa memoria que hace usted de este viejo patriota en su mensaje último a la Legislatura de la Provincia ; mi filosofía no llega al grado de ser indiferente a la aprobación de mi conducta por los hombres de bien.”
“Esta es la última carta que será escrita por mi mano; atacado después de tres años de cataratas, en el día apenas puedo ver lo que escribo, y lo hago con indecible trabajo; me resta la esperanza de recuperar mi vista en el próximo verano en que pienso hacerme hacer la operación a los ojos. Si los resultados no corresponden a mis esperanzas, aún me resta el cuerpo de reserva, la resignación y los cuidados y esmeros de mi familia.
Que goce usted la mejor salud, que el acierto presida en todo lo que emprenda, son los votos de este apasionado amigo y patriota.”
-TESTAMENTO DE SAN MARTIN
En el nombre de Dios Todo Poderoso, a quien reconozco como Hacedor del Universo: Digo yo, José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú y Fundador de su Libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina , que visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente Testamento, lo siguiente-
Primero, dejo por mi absoluta heredera de mis bienes, habidos y por haber, a mi única hija Mercedes de San Martín, actualmente casada con Mariano Balcarce.
2° Es mi expresa voluntad el que mi hija suministre a mi hermana Maria Elena, una pensión de Mil francos anuales, y a su fallecimiento, se continúe pagando a su hija Petronita, una de 250, hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi hermana y sobrina sea necesario otra hipoteca que la confianza que me asiste de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente esta mi voluntad.
3° El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción, que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la república, contra las injustas pretensiones de los extrangeros que trataban de humillarla.
4° Prohíbo el que se me haga ningún genero de funeral, y desde el lugar en que falleciese se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires.
5° Declaro no deber ni haber jamás debido nada a nadie.
6° Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de esta, y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han recompensado con usura todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz: Yo le ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus hijas (a las que abrazo con todo mi corazón) si es que a su vez quiere tener la misma feliz suerte que yo he tenido. Igual encargo hago a su esposo, cuya honradez y hombría de bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi hija y nietas.
7° Todo otro testamento o disposición anterior al presente queda nulo y sin ningún valor.
Hecho en Paris a veintitrés de Enero del año mil ochocientos cuarenta y cuatro y escrito todo él, de mi puño y letra.
(Firmado) José de San Martín
Ilustración: Unica foto tomada a José de San Martín, a la vejez en Francia.

TEMOR BRITANICO

GRAN BRETAÑA Y SU “PREOCUPACION” POR LA ORGANIZACIÓN NACIONAL.
Correspondencia del Cónsul inglés Woodbine Parish y Bernardino Rivadavia.
Buenos Aires, 20 de diciembre de 1824
Mi estimado Sr. Rivadavia:
Estoy persuadido de que se habrá compenetrado de lo favorable de las miras del Gobierno de Su Majestad acerca del estado de éstas Provincias y de las instrucciones que, en consecuencia, se me han impartido para encarar una negociación definitiva con su gobierno…
Necesitamos, eso sí, durante su ausencia, un poco más de energía Nacional, el Gobierno precisa más ayuda…Su presencia se requiere, como también el talento y la ayuda de todos los Patriotas Bonaerenses en un momento de tanto interés e importancia para su país…No puedo sino sentir el retraso sufrido para la reunión del Congreso, que nuestro Gobierno ha supuesto reunido desde hace algún tiempo…De todos modos, ya está en funciones y, me complazco en decir, con todas las perspectivas de continuar bien y respetable…
Yo confieso de ser uno de aquellos que confían que las primeras medidas que tome un Congreso, deben ser lo más “generales” posibles, reduciéndose éstas a una Declaración General de Principios, como ser: Inviolabilidad de personas y propiedades, Tolerancia Religiosa y algunas otras igualmente necesarias, además la nómina del Poder Ejecutivo con fines Nacionales, como ser: Relaciones Diplomáticas, Recursos Económicos y Defensa Militar. El dictado de leyes se hará a medida que vayan siendo necesarias y, por tanto, un código se irá estableciendo gradualmente y que se adaptará a las necesidades y circunstancias de la población y formará la mejor Constitución…Es así como nuestra excelente Constitución ha sido moldeada. Una Constitución que se hubiera dado de inmediato al pueblo…habría podido resultar, posteriormente, inaplicable e inadaptable. (¡!) Yo soy un verdadero enemigo de las Constituciones “listas”. Su perfección es ideal por cuanto nunca, creo yo, han dado resultados al ser aplicadas. Tenemos bastantes ejemplos de su falencia en Francia, España, Nápoles y otras partes de Europa…”
Woodbine Parish.
“Rivadavia y su tiempo” - Ricardo Piccirilli.

CONGRESO DE 1816

CONGRESO DE TUCUMAN DEL AÑO 1816
Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas del Sud.
NOMINA DE DIPUTADOS
Francisco Narciso Laprida, Presidente.
Mariano Boedo (Salta), Vicepresidente.
Juan José Paso (Buenos Aires), Secretario.
Dr. Antonio Sáenz, por Buenos Aires.
Dr. José Darragueira, por Buenos Aires.
Fray Cayetano José Rodríguez, por Buenos Aires.
Dr. Pedro Medrano, por Buenos Aires.
Dr. Esteban Agustín Gazcón, por Buenos Aires.
Tomás Manuel de Anchorena, por Buenos Aires.
Dr. Manuel Antonio Acevedo, por Catamarca.
Dr. José Colombres, por Catamarca.
Dr. José Ignacio de Gorriti, por Salta.
Dr. José Pacheco Melo, por Chichas.
Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante, por Jujuy.
Eduardo Pérez Bulnes, por Córdoba.
Gerónimo Salguero de Cabrera, por Córdoba.
José Antonio Cabrera, por Córdoba.
Tomás Godoy Cruz, por Mendoza.
Dr. Juan Agustín Maza, por Mendoza.
Dr. Pedro Miguel Araoz, por Tucumán.
Dr. Ignacio Tames, por Tucumán.
Pedro Francisco de Uriarte, por Santiago del Estero.
Pedro León Gallo, por Santiago del Estero.
Pedro Ignacio Ribera, por Mizque.
Dr. Mariano Sánchez de Loria, por Charcas.
Dr. Pedro Ignacio de Castro, por Charcas.
José Mariano Serrano, por Charcas.
Dr. Pedro de Castro Barros, por La Rioja.
Fray Justo Santamaría de Oro, por San Juan.

MONTEAGUDO

Bernardo Monteagudo (20-08-1789/28-01-1825)
Nació en Tucumán. Abogado, escritor, “Paladín de la Libertad”; Revolucionario.
Desde jóven, realiza sus estudios en Chuquisaca, hoy Sucre, cuna del pensamiento revolucionario en la América del Sud. Profundiza sus ideas en los textos de Montesquiu y Rousseau, entre otros.
Dio base revolucionaria a través de sus escritos a la Independencia iniciada en el Río de la Plata. Fue estrecho colaborador del General San Martín, quien lo designa “Auditor de Guerra del Ejército Libertador”. En Chile, colabora junto a O’Higgins; es autor de las estrofas del primer himno Nacional de aquel país. Acompaña a Simón Bolivar, continuando con su misión de organizar libremente a las Repúblicas de America del Sud en el Congreso de Panamá. Entre sus escritos, podemos citar su pensamiento en el siguiente documento que data del mes de marzo de 1812:
“Al observar los varios gobiernos que nos han regido se creería que también había sido distinta su organización, aunque en la realidad yo no veo más que una forma informe, si me es lícito explicarme así. Desde el principio advierto monstruosamente reunido el poder legislativo al ejecutivo, y veo que el pueblo deposita en una sola persona moral toda la autoridad que reasumió, libra a su juicio o capricho la decisión arbitraria de su suerte e indirectamente consiente en sostener el despotismo, porque estando en su mano fijar la norma de sus operaciones, se ha contentado siempre con las falibles esperanzas que sugiere la inexperiencia. Desengañémonos, todo hombre tiene una predisposición a ser tirano y lo es luego que la oportunidad conspira con sus inclinaciones: a cualquiera que se confíe la autoridad pública sin las trabas de la ley y sin más garantias que sus operaciones que la que presta un juramento de costumbre, se le dá ansa y opción por decirlo así, para que abusando de ese depósito sagrado comprometa la existencia pública. Supuesto este principio, el pueblo debe contraer toda su atención a dos objetos, como que son los únicos medios de salvarse: la elección de los gobernantes y los términos que debe tener el ejercicio de su autoridad. El gobierno debe recibir del pueblo la Constitución y solo aquel por quien existe puede arreglar el plan de su conducta. Si esto es así, tenemos la próxima ocasión de rectificar el actual sistema, ampliando o limitando las facultades de aquel o bien organizando un Senado, consejo o convención, que modere y haga contrapeso a la autoridad ilimitada que se arrogó en su instalación. Nadie se queje después de los gobernantes, si estando a nuestro arbitrio prescribirles las justas reglas que deben seguir, nos entregamos ciegamente a su voluntad."
Pensamiento de Monteagudo de marzo de 1812.

COMENTARIOS

¿Cuántos años vivieron nuestros próceres?
-DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO: 77 Años.
Bautizado con el nombre Faustino Valentín, nació en San Juan el 15-02-1811. Muere el 11-09-1888.
-BARTOLOMÉ MITRE: 85 Años.
Nació en Buenos Aires el 26-06-1821. Muere el 19-01-1906
-JOSE DE SAN MARTIN: 72 Años.
Nació en Yapeyú, Corrientes el 25-02-1778 y muere el 17-08-1850.
-MANUEL BELGRANO: 50 Años.
Su nombre completo fue Manuel Joaquín del Sagrado Corazón de Jesús, Nació el 03-06-1770 y muere el 20-06-1820.
-MARTIN MIGUEL DE GUEMES: 36 Años.
Nació en Salta el 08-02-1785 y Muere asesinado por la traición el 07-07-1821.
FRANCISCO RAMIREZ: 35 Años.
Nació en Entre Ríos, el 13-05-1786 y muere al intentar rescatar a su mujer Delfina el 10-07-1821.
-ESTANISLAO LOPEZ: 52 Años.
Nació en Santa Fe el 22-11-1786 y muere el 15-06-1838.
-FELIPE VARELA: 49 años.
Nació en Catamarca el año 1821 y muere el 04-06-1870.
-NICOLAS AVELLANEDA: 49 Años.
Nació en Tucumán el 01-10-1836 y muere el 25-11-1885
-MARIANO MORENO: 32 Años.
Nació en Buenos Aires el 03-09-1779 y muere en altamar en viaje a Londres el 04-03-1811.
-JUSTO JOSE DE URQUIZA: 66 Años.
Nació en Entre Ríos el 18-10-1801 y muere el 11-04-1770
-JUAN MANUEL DE ROSAS: 84 Años.
Nació en Buenos Aires el 30-03-1793 y muere el 14-03-1877.
-SANTIAGO DE LINIERS: 53 Años.
Nació en Francia en 1753 y muere fusilado el 26-08-1810
-HIPOLITO YRIGOYEN: 71 Años.
Nació en Buenos Aires el 02-07-1852 y muere el 03-07-1933
-FACUNDO QUIROGA: 47 Años.
Nació en La Rioja en 1788 y muere asesinado el 16-02-1835
-JUAN DOMINGO PERON: 78 Años.
Nació en Buenos Aires, el 8 de Octubre de 1895 y muere el 1° de julio de 1974.

Discurso de Perón